jueves, 13 de octubre de 2011

MI CONTRIBUCIÓN AL MOVIMIENTO INTERNACIONAL del "15 10 11" Sobre el autoconocimiento de nosotros mismos: Un poema.




LA CASA DE LOS ESPEJOS



Es tétrica y lúgubre la casa de los espejos

cuando los espejos son buitres de luz

y vértigos del inconsciente


¿Quién es capaz de entrar ahí

y retroceder

y verse así mismo

entre la tapa del baúl

y los recuerdos que no quieren nombrarse?



Tal vez el mundo es así

Y siempre el fango

y nunca nadie


La mentira, la mayoría de las veces, es más fuerte

Domina sorda y tenaz con su ciega intransigencia



Pero hay otros espejos en la casa de los espejos


Son los espejos del hacha

Los espejos que tienen la mano alzada

bien dispuesta para el golpeteo

Son los espejos-señores feudales autoritarios

Los que dicen poseer toda la luz de los buenos reflejos

¡Ay, estos se creen tan dueños de la verdad!

Con ellos, ningún atisbo de cambio

de autoconocimiento, de ética médica



Pero el dolor

El grito

El suicidio

La ira

Ciertos indicios de locura

En fin: Mi cuerpo muerto sobre mi cuerpo muerto

Mi fracasada querencia, conforman una pila de cadáveres


¿Es posible llegar a los hermosos campos de fresas

en el juego de la casa de los espejos?

Los pasos son torpes y el camino es largo


La mierda, por su parte, en algunas ocasiones es abono

de la tierra en donde crecerán las hierbas para dar

de comer al ganado

En ella, las manadas de reses

-Las corrientes de la psicología y la psiquiatría

falsas y poco científicas –

apoyan su leitmotiv

Y entonces: “El medio no importa”


Pero sí debería

Hasta para alcanzar el jardín de la salud olímpica



Sin embargo, verme; verme en un espejo

Quizá vaciar un poco el polvo muerto

Deshacerme de mis tumbas

Y resucitar

Resucitar entre los ladridos de los perros del espejo

Entre el fango de los adoquines

De la suciedad del absurdo que muerde mis pies desnudos


¡Verme, verme en el en espejo!


¿Cómo hacerlo?

No tengo idea, pero lo intento

Día tras día

Bajo la luz de mi esperanza

Con el resplandor de una lámpara

Con el sol verdadero

Con mis pasos torpes

Y no me humillo al hacerlo

Como tampoco al escribir mis sueños, mis sentimientos

Mis miedos, mis alegrías, mis poemas

O al tener sueños de cambio y de justicia

Porque es cierto, es de lo más difícil atreverse a

entrar en la casa de los espejos

Verse en los claroscuros

Entre los recovecos

Entre los retorcidos rostros del bien y el mal

Del trauma y el pecado

Y luego decir y admitir:: “No soy como he dicho”


Claudia Isabel Quiñónez
13 de octubre del 2011
Culiacán, Sinaloa

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