sábado, 15 de noviembre de 2014

HÉCTOR

A mi tía Bricia, a Xóchitl
A Karen y a Richard

Detrás del espejo hay un niño
Un niño muy querido
Envuelto en mantos de plata

Son las manos de un ser querido:
Blancas, de tesón, de armiño

Detrás del espejo hay un niño
Un niño muy querido
Surcando soles de agua
ya va  por el Camino
Que encuentre  las montañas de Dios, el niño

Claudia Isabel Quiñónez Gámez
Noviembre 2014
Cd. de México










sábado, 8 de noviembre de 2014


JUEGO DE MEMORIA DE  METÁFORAS
O JUEGO DE PARES DE METÁFORAS

No sé si alguien antes que yo, ya inventó este juego. Pero este es el segundo  juego de memoria  de METÁFORAS o de pares  de METÁFORAS, que hago.  (Es decir, se puede jugar como un juego de memoria o como un juego de pares. Son 50 pares de metáforas) El primero no lo tengo a la  mano. Después lo subiré.  En éste intenté escribir  un j. de metáforas para un niño, pero parece que me salió una prosa poética. A continuación lo pueden leer. Y  si quieren lo pasan a cartitas.

A mi familia

Marañas de un niño.
Escoba de luz.
Hablar en la sombra.
Tic tac de mi universo.
Un sapo es mi corazón.
Siento una lluvia helada.
Están fríos mis pies.
Definitivamente aquí no está el corazón de la Tierra.
Cada niño es un surco.
Como la sonrisa.
¿Es ese mi huerto?
Dicen que todas las verduras son de Dios.
Pero, ¿qué de la paz del camino?
Otros se han equivocado.
¿Vendrán Ángeles a cuidar mi huerto?
Hablaré con mamá.
O callaré como una iguana.
¡Qué extraña alegría brota de aquellos surcos!
“No des una oreja”, me dice con su orina el gato.
Es gouda para las ratas.
Sólo habla.
Aquí tengo una pala para los miedos.
A veces hay malas raíces debajo de la tierra.
Pero los camotes son dulces.
Conversa con el lenguaje de las flores.
Aprende el abecedario de la olla.
La paz, oro molido.
Algunos tienen tanta, que les alcanzaría para repartirla en cada ser humano de la Tierra.
Pero, ¿en dónde se esconde?
¡Barre tus defensas!
¡Créeme, sólo soy un niño!
El prado y Lo Oscuro son lo mismo.
Y las patas de tu perro.
El verde del prado. Da-me, da-le tú las ma-nos.
En la panza de la noche caminamos hacia la Unidad.
Mañana será mañana.
Tienes que entender que posees un surco.
Tengo miedo.
Así es el dolor del mundo.
Pero hay oro molido.
¡Retrocede!
Sólo veo un túnel lleno de malas raíces.
¡Salte de ese huerto!
¿Papá y mamá también son uno?
¡Ajá, ahora vamos a tocar el corazón de la Tierra!
Me gusta esta quietud de iguana.
Es que ya se ha derramado luz en los huertos.
Ha Dicho algo el surco.
“La paz de los niños”
¿De verdad se fueron  las marañas?

Claudia Isabel Quiñónez Gámez
Noviembre del 2014

Ciudad de México.