martes, 9 de marzo de 2010

DE MIS PRIMEROS TEXTOS

METAMORFOSIS

A mi sobrina Ana Sofía Quiñónez

Contemplaba en la noche el cielo estrellado, de pronto, como si hubiese sido transportada a lo lejos, lo que veía era la Tierra; pero ella estaba azul, azul y con una pequeña mancha café. Desesperada, alzando los brazos la tomo y la sacudo; de repente, mis manos que agarraban por los polos se convierten en tarántulas, entonces me horrorizo y la suelto. Y ésta cae y cae, sin embargo, es mi cuerpo con las piernas por delante amarradas a mi cuello, quien cae, entre cielos oscuros y nublados.
Llego a una superficie, y sigo con las piernas por delante amarradas a mi cuello. Me veo una pelota de básquetbol; alguien me bota, siento su pesada mano cruelmente insistir en estrujarme contra el suelo, hasta que caigo en una caja de cristal; otra vez soy persona, sólo que no me puedo mover, estirada y boca arriba, en el fondo del recipiente.
Comienza encima de mí a bajar agua, homogénea y lentamente, como si no hubiese gravedad; no lo soporto. Empujo con la cabeza el vidrio, lo rompo, giro mi cuerpo a la derecha, me pongo boca abajo, y me salgo arrastrando; ahora soy una serpiente. Me incorporo y me veo un espejo; entonces grito y grito, y grito tanto que me despierto.

Texto de Claudia Isabel
Diciembre de 1995
Ciudad de México

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