jueves, 26 de julio de 2012

miércoles, 25 de julio de 2012

martes, 24 de julio de 2012

LOS RUCOS EN CANCÚN

MI MAMÁ Y MI PAPÁ AYER EN CANCÚN.
ME DEJARON SOLITA.

viernes, 20 de julio de 2012

Yaiza martínez leyendo poemas de su libro Caoscopia

En esta dirección, en youtube:

http://www.youtube.com/watch?v=sYfhbz3PBVg

jueves, 19 de julio de 2012

Foto de la poeta española Yaiza Martínez. En la entrada anterior pueden leer una reseña y dos poemas de nuevo libro Caoscopia.


Poeta y narradora, Yaiza Martínez es Licenciada en Filología Hispánica (UCM). Libros de poesía: Rumia Lilith (2001), El hogar de los animales Ada (Editorial Devenir, 2007) y Agua (Ediciones Idea, 2008). Es también autora de la novela Las mujeres solubles (Lulu.com, 2008). Poemas suyos han aparecido en diversas publicaciones como El signo del gorrión, Vera, Los noveles o ABC Cultural. Ha traducido El Señor de Ballantrae de R. L. Stevenson (2005) para la editorial Marenostrum. Ha ejercido la crítica literaria en la revista Reseña. En la actualidad es traductora y redactora-jefe de la revista de Ciencia y Humanidades Tendencias21

Reseña de “CAOSCOPIA” de Yaiza Martinez, por Mar Benegas. Y dos poema de Caoscopia



Caoscopia 
Yaiza Martínez 

ISBN: 978-84-15398-48-6
Colección ONCE de Amargord Ediciones
Por Mar Benegas

El ser, El no-ser, Voz del amor, En el lenguaje, El Ser, El no-ser, Voz del amor, En el lenguaje, El ser, El no-ser, Voz del amor, En el lenguaje. Estas son las partes de Caoscopia, reiterativas y rítmicas, podríamos llegar a la certeza de que estas partes se conforman como un insistente goteo,  antes incluso de que la poeta nos explique, al final del libro, de dónde viene el término “caoscopia” y la luz que ofrece esta fórmula para ordenar el aparente caos.

Con esta curva semántica  vuelve, de nuevo, la poeta a su inmersión arquetípica en el lenguaje. Un escalón nuevo  que inició con su anterior libro, Siete los perros del cielo, en un descenso a las raíces mismas de su cosmología: el lenguaje como organismo vivo y vivificante que atesora todos los símbolos de la consciencia.

No es posible leer Caoscopia desde la razón, tendrá el lector que olvidarse de mantener una relación vertical con el texto, de una lectura lineal en la que prime la fórmula de ordenación natural entre las letras y su interpretación, y dejarse llevar por la simbología matricial del ritmo interno del libro.

Un tam-tam, un gota a gota, un canto, una repetición… lo circular que tiende al infinito, de la misma manera que la disposición de los diferentes capítulos del libro. También el resultado de esta  búsqueda que se inicia en el primer poema, y en cualquier intento de acercarse al caos, para darle un orden geométrico: una imagen que lo atrape. Encontramos el ocho tumbado, el número indecible en varios poemas del libro:

La pronunciación se dispara, luego dijo: es un orden en el Caos desnudo, esto es el número indecible… Y se mesa, se mece, y vuelta al canto.

Canto que bascula entre el Eros y el Tánatos, lo que se aferra y lo que se desprende, la tierra y el cielo, pues la poeta dispone las palabras  y las deja caer. Da nombre sin olvidar el núcleo, la raíz: todo lo que nace muere, y todo lo que vive ama:

De esta forma, lo inerte -por el amor dispuesto en el lenguaje- cobra sustancia arcana y respira.

Los que conozcan el anterior libro de la poeta, Siete los perros del cielo, verán que, conocedora de esta realidad, también la voz poética vuelve, se aferra y se desprende. De nuevo estamos ante un poemario fractal, donde cada cita u anotación (el libro está lleno de ellas) lo hace crecer en su circular geometría.

Caoscopia es la consciencia de la inconsciencia, en él afloran y se imprimen en cada imagen, en cada verso, atravesado por las Matrioskas, las diosas hindúes, los mitos, los héroes, afloran, como decía,  los  arquetipos colectivos que subyacen tras el lenguaje como herramienta de búsqueda y crecimiento.

La individuación que trasciende lo personal y se posa en el pasado y en lo colectivo, el camino crece como un gota a gota constante, desde ahí, sabemos que es imposible tejer un futuro más amable sin tomar conciencia de lo que es el lenguaje, de nuestro pasado, del otro. Igual que la curva suave que forma el caos de un grifo mal cerrado, habremos de nombrar y cantar los arcanos de nuestra oscuridad para hacer sonar un nuevo mantra: de las antepasadas cultiva el menstruo/ en el surco de los cantos/ ¡venas, ven, venid!



Dos poemas de Caoscopia

YAIZA MARTÍNEZ



en muchas direcciones, corazón, amo

– no me culpes por no llevarte a pastar por donde no pude:

veo la sombra aún respiro abajo lo presente sólo fue una opción
larvada (25). Lo demás,


no lo conocí



(25) Todo está por fuera pero se entiende en el cogollo orgánico, cuando la vida
cuece: las formas devienen siempre en la era del frío. Entretanto, en los
bordes se deposita todo lo posible, y por el deseo cristaliza lo no más verdadero
estable (26).

(26) Pirita, estambre, espuma… hasta el ocho tumbado – el resto de las
cosas, sombra inexistente, hace de
igual forma este camino. Atiende: abre las venas de los mundos (27)

(27) Puebla los pantanos de tifáceas transparentes




ayer vino la luz,
flota en el pentagrama del árbol
con cinco lenguas ocultas por la labor
avariciosa

el texto del mundo
reza (61)


será llano el camino


(61) Escucha la música y sostiene entre los brazos acequias circulares, brillantes,
de ojos infantiles. Desde el dirigible, percibe la orografía sonora:
todo parece liso, las dificultades se erizan como simples manchas. Pies de
barro, tobillos alados, naturaleza arbórea: con peana en la tierra, no aleja la
luz (62)

(62) Bajo ella, las formas reiteradas son posibilidad y mandamiento. La alfombra
de la realidad (63) que tanto ensancha como condena: fila de dientes
para alimentación, butacas para asistencia, muros escritos hasta el ocho
tumbado, con idénticos versos triangulares

(63) Vertamos en el interior lo que no existe transparente,
para amar a fondo lo poseído

De: Caoscopia, Ediciones Amargord, Colección Once, 2012.

miércoles, 18 de julio de 2012

jueves, 12 de julio de 2012

UN ENSAYO VIEJO; DE CUANDO ESTUDIABA LETRAS HISPÁNICAS



LAS NALGAS

A mi prima Marticha

Es cosa muy sabida desde la época de nuestras abuelas que los hombres hacen todo por un par de nalgas. Me es difícil pensar que las mujeres no hacemos lo mismo, a pesar de no llamar a los varones par de nalgas. Lo que me llama la atención es el dicho ese distintivo y enfatizador de nosotras como par de nalgas. Pues no he conocido hasta ahora algún hombre (o mujer) o fenómeno de la especie que tenga una sola nalga.
Independientemente de si existen o no ‘nalgoclopes’ en el mundo, las nalgas son lindas, bellas y graciosas. Varían en figura y en modo de presentación. Son grandes, nalgonas, paradas, celulíticas y cuasi nalgas. Son limpias, sucias y también enfermas.
Las nalgas distinguen a los pueblos. Los puertorriqueños son de nalga grande, mas la cuasi nalga identifica a los defeños de nuestro país.
Las nalgas de aquellos son motivo de risa, lujuria o atracción; las de estos algunas veces nos parecen feas por planas, pero también chistosas y simpáticas; como asemejándose a nalgas charras.
Las nalgas, a su vez, nos singularizan y nos dan carácter, pues si son paradas somos orgullosos, coquetos e irreverentes. Si celulíticas o grasosas, las ocultamos por desagradables, pues son nalgas acomplejadas.
Las nalgas llevadas con higiene son cómodas, y, sobretodo, porque ellas son como nuestro rostro, hay que traerlas siempre presentables. Las sucias son incómodas y reprobables.
Las nalgas enfermas, como las de los irritados del colon, son compungidas, asquerosas y motivo de muchas bromas. Las nalgas en general modulan el acento y tono de nuestros gases.
Las nalgas son el sostén ideal del cuerpo cuando estamos sentados, y son recurso sin estilo pero sabio cuando caemos; todos preferimos “caer de nalgas” a golpearnos, por ejemplo, la cabeza.
A las nalgas se les llama según la clase social: “las nachas” por los del pueblo y “los glúteos” por los de la elite.
Las nachas, nombre popular de las nalgas, nos trae al imaginario nuestra doble ascendencia; la Nacha española y la Nacha indígena. Si recordamos a nuestras madres y abuelas mexicanas no hace mucho eran llamadas Nachas, Cirilas, Anselmas. Hoy por la globalización, la falta de identidad y el complejo de inferioridad, las mujeres mexicanas nos llamamos Lizbeth, Samantha, Berenice.
Asimismo, podemos decir que las nalgas de los beisbolistas son muy sexies, masculinas y atractivas (aunque en muchos casos no sean sino colchoncitos, dizque para aminorar los golpes de las caídas); que Horacio trae una en el espacio, y que el acto que debería ser el más hermoso para el humano, suele ser reprendido injuriosamente con “ya dio las nalgas”
Las nalgas cobijan la salida del túnel de nuestro excremento, y dan pie, incluso, para el humor en la literatura. Un ejemplo en el Medievo de ello, es El Corbacho. Al contarnos Talavera las peripecias que tienen los coléricos al amar o ser amados, da múltiples ejemplos satíricos de los enredos en que se meten éstos cuando están arrebatados de pasión por una insensata mujer, que se rasca… Escribe ahí Talavera*:

Cuando le vee tomar armas e salir de casa, coza ella a dar gritos e vozes, diziendo cuytada, mezquina, corneja triste, desventurada, venid acá, non vades allá; e ella non vee la hora de oyr dar a la otra gritos e vozes de cómo da en ella o él cuchilladas, palos e coces. Empero de la otra parte sale luego su marido o su pariente de la otra mujer, e fe el roydo en la mano, o él mata o le matan, el él fiere  o le fieren, que todo es dapno, así dar como rescebir. E cuando entra ferido por casa o ha ferido, ráscase la bendita de la promovedora dello las nalgas…”*

Y dentro de la literatura latinoamericana contemporánea, en el cuento La Carne de Virgilio Piñera, nos es narrado que ante la falta de carne que sufrió Cuba, el pueblo se volvió vegetariano… “Sólo que el señor Ansaldo no siguió la orden general. Con gran tranquilidad se puso a afilar un enorme cuchillo de cocina, y, acto seguido, bajándose los pantalones hasta la rodilla, cortó de su nalga izquierda un hermoso filete”*
Mas las nalgas para nosotros son lo más respetable, por eso nos enojamos cuando nos ofenden con tus nalgas. ¡Ay, nalgas, nalgas, nalgas!, sostén acolchonado de descanso, Atlante y pies del cuerpo en la comodidad.

*En cuanto Autor ficcionalizado, por supuesto.
* Arcipreste de Talavera. El Corbacho, Ed. Porrúa, México, 1993, pag. 94
* Virgilio Piñera, La Carne, en Antología de cuentos hispanoamericanos, CONAFE, México, 1999, pag. 60.


Claudia Isabel Quiñónez
Año 2001
Culiacán, Sinaloa