ARDE LA CASA DEL VERDUGO
Arde la casa del verdugo
La ira le avisa
Pero él pregunta si afuera llueve
o hay mucho viento
El verdugo, loco, fuera de sí
Se quema en la casa del palacio
Afuera gritan: “¡Salte!”
Son las mujeres
La ira, el grito desolado
La voz por las que ya no están, porque las mataron
El dolor, el enojo contra el verdugo
Contra los verdugos que no nos protegen y se ensañan
Es tan grande el dolor, que la herida se ha convertido en
malestar
Pero la saña es de los verdugos, desde siempre
Su revolución de hijos en bonitos días de campo
Su amor de padre burgués
Su revolución de pacotilla
Hay que recordar que el verdugo
se trajo
la alcancía
de dinero, falsedad y sangre
y los pantalones de domingo
Claudia Isabel Quiñónez
20 de Agosto del 2019
Culiacán, Sinaloa
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