JUEGO DE MEMORIA DE METÁFORAS
O JUEGO DE PARES DE METÁFORAS
No sé si alguien antes que yo, ya inventó este juego. Pero
este es el segundo juego de memoria de METÁFORAS o de pares de METÁFORAS, que hago. (Es decir, se puede jugar como un juego de
memoria o como un juego de pares. Son 50 pares de metáforas) El primero no lo
tengo a la mano. Después lo subiré. En éste intenté escribir un j. de metáforas para un niño, pero parece
que me salió una prosa poética. A continuación lo pueden leer. Y si quieren lo pasan a cartitas.
A mi familia
Marañas de un niño.
Escoba de luz.
Hablar en la sombra.
Tic tac de mi universo.
Un sapo es mi corazón.
Siento una lluvia helada.
Están fríos mis pies.
Definitivamente aquí no está el
corazón de la Tierra.
Cada niño es un surco.
Como la sonrisa.
¿Es ese mi huerto?
Dicen que todas las verduras son de
Dios.
Pero, ¿qué de la paz del camino?
Otros se han equivocado.
¿Vendrán Ángeles a cuidar mi huerto?
Hablaré con mamá.
O callaré como una iguana.
¡Qué extraña alegría brota de
aquellos surcos!
“No des una oreja”, me dice con su
orina el gato.
Es gouda para las ratas.
Sólo habla.
Aquí tengo una pala para los miedos.
A veces hay malas raíces debajo de la
tierra.
Pero los camotes son dulces.
Conversa con el lenguaje de las
flores.
Aprende el abecedario de la olla.
La paz, oro molido.
Algunos tienen tanta, que les
alcanzaría para repartirla en cada ser humano de la Tierra.
Pero, ¿en dónde se esconde?
¡Barre tus defensas!
¡Créeme, sólo soy un niño!
El prado y Lo Oscuro son lo mismo.
Y las patas de tu perro.
El verde del prado. Da-me, da-le tú las ma-nos.
En la panza de la noche caminamos hacia la Unidad.
Mañana será mañana.
Tienes que entender que posees un surco.
Tengo miedo.
Así es el dolor del mundo.
Pero hay oro molido.
¡Retrocede!
Sólo veo un túnel lleno de malas raíces.
¡Salte de ese huerto!
¿Papá y mamá también son uno?
¡Ajá, ahora vamos a tocar el corazón de la Tierra!
Me gusta esta quietud de iguana.
Es que ya se ha derramado luz en los huertos.
Ha Dicho algo el surco.
“La paz de los niños”
¿De verdad se fueron
las marañas?
Claudia Isabel Quiñónez Gámez
Noviembre del 2014
Ciudad de México.
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