DAÑO
A Sergio y a Juanje
Yo no puedo decir, querido mío
Que tu mente se rompió como una pompa de jabón
Fui testigo de los acontecimientos
De lo mal que funcionaba el pulmón de esa casa
Sé bien que cada inquilino contribuyó con un pedacito
a la menguada salud de tus últimos años
Tú sentías un enorme orgullo al verlos
Siempre que te dabas el gusto de mirarlos
De tus hijos dijiste:
“Son hermosos y buenos”
Pero construiste para ellos, un mundo lleno de contradicciones
El problema con los chicos; una especie de herrumbre
De raíz, de sal morada
La cosa no era para menos:
El mundo no era tal cual como tú lo habías informado
La verdad, querido,
es que al arco iris es difícil tomarlo con la mano
Los chicos (algunos más) se quebraron
La casa se torció en la arena de los hechos
Si reían; si lloraban: si lloraban
Todo estaba mal
Nada (por ejemplo el mundo) tenía buenos cimientos en esa casa
Entonces tú hiciste lo imposible:
Caminar sobre un mar de cuerdas:
Salvarlos
Y tu mente se precipitó:
Quebranto de escarcha
Fuiste un hombre grande
Lo sabemos todos
Tan grande que el orbe fue pequeño para ti
La verdad debiera
Pero la verdad es
Fabricaste un paraguas de arco iris
Un techo de sol
Un amparo para remendar la luz frágil:
En tus últimos años
Mar de cuerdas
Pero tu hogar
¡Tu mente, querido mío!
¡Padre!
Se quebró
Y sí, yo fui testigo de los acontecimientos
Claudia Isabel Quiñónez
11 de febrero del 2011
Culiacán, Sinaloa
viernes, 11 de febrero de 2011
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Gracias, que estés bien.
ResponderEliminarClaudia.
Muy distinto a la línea que venías trazando en tus poemas anteriores.
ResponderEliminarMe gusta.
Gracias, Rocío Selene.
ResponderEliminarCuida mucho a "bodoque"