(Del libro, en proceso de escritura, En esta voz de espejo)
Descubro en el ojo de la hoja
Revelo, develo, no sé
Miro, siento, ¡llego a creer!
Es también la fortaleza un albergue sin muros
Cuando amaneces para leer la luz del agua
Tal vez un ritual de claveles blancos
Esplende el corazón, y palpitan las yemas de los dedos
Existe un jardín para querer a las rosas
Piensas: Debe ser ésta la paz del cariño
Entonces el blanco de la rosa
Y dices: Hay quereres sin espinas
Brota la miel de leche de los pétalos
No te adentras más en la lúgubre melancolía
Texto de Claudia Isabel
27 de Mayo del 2010
Culiacán, Sinaloa
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